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ANGEL EXTERMINADOR: portada
  • N° páginas : 164
  • Medidas: 214 x 273 mm.
  • Peso: 752 gr
  • Encuadernación: Bolsillo
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ANGEL EXTERMINADOR IRON

Es el hijo del comisario, va armado, es muy peligroso y acaba de arrasar con un tren de pasajeros.

Editorial:
Colección:
VIBORA COMIX
Materia BIC:
NOVELAS GRÁFICAS
Edad recomendada:
Para lectores emergentes/principiantes/incipientes (adultos)
ISBN:
978-84-17442-71-2
EAN:
9788417442712
Precio:
23.94 €
Precio con IVA:
24.90 €

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Sinopsis

La policía le pisa los talones. También unos fanáticos ultracatólicos le van detrás. Es el hijo del comisario, va armado, es muy peligroso y acaba de arrasar con un tren de pasajeros. Ángel no teme a nada y es pura nitroglicerina. Un torrente de maldad. Un psicópata imprevisible en sus arrebatos de cólera, pero también capaz de las más sofisticadas perversiones. No actúa por dinero ni le mueven las bajas pasiones. Lo de Ángel es rabia sintetizada. Odio infinito. Deleite en la matanza. Ángel mata por gusto y por convicción. Lo suyo es pura supervivencia.

Entre un tebeo de Jan y uno de Liberatore. Como una peli de quinquis dirigida por George Miller. Y con música de Slayer. Las referencias son múltiples porque Ángel es un hijo de mil padres. Una fiesta en viñetas y una excusa de IRON para dibujar el espectáculo de la violencia y darse a la acción frenética. Por la cara. Por el puro placer del movimiento, la furia y la barrabasada.

El resultado, que en su día fue vilipendiado por la crítica y adorado por los lectores, es todavía uno de los cómics más ruidosos que se conocen. Se recopilan aquí las dos aventuras largas del enemigo público número uno y se saltean con ilustraciones e historietas cortas que dan la biografía integral del que se considera uno de los personajes más emblemáticas de aquellos desencantados años 90.

Autor: IRON

Carlos Hierro, hijo de pintores, nació en Sabadell en 1968. Veinte años después adoptó lo de IRON como nombre de pluma para firmar sus colaboraciones en la última encarnación de la revista Makoki y en las páginas de El Víbora, que en la década de los 90 era territorio para un underground tardío y rabioso muy en consonancia con su tiempo. En aquellos años compaginó la profesión de historietista con la docencia en la Escola Joso de cómic, si bien la dificultad para vivir de los tebeos en un país sin industria le fue desencantando de la profesión y le llevó a abandonar el medio para emprender carrera como tatuador, disciplina que practicaría en estudios de Europa y Canadá hasta instalarse de forma definitiva en la apacible ciudad de Lübeck, en las orillas del Báltico, donde todavía reside apartado del mundanal ruido.


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