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- N° páginas : 88
- Medidas: 120 x 180 mm.
- Peso: 120 gr
- Encuadernación: Rústica
SER PALABRA DESNUDA FIGUERA AYMERICH, ANGELA
Angela Figuera Aymerich es una de las poetas más importantes del s.XX. Comprometida con su tiempo, puso voz a las mujeres y denunció la hipocresía social.
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Sinopsis
Este libro recoge 27 poemas de la poeta Ángela Figuera Aymerich en los se interroga sobre su lugar en el mundo como mujer y como poeta, con la única certeza de que esa búsqueda halla expresión en sus versos: “Mi sangre, zumo denso circulando / por todos mis poemas”. Hay en su obra y en su trayectoria una honestidad radical con ella misma y con la vida que acontece alrededor. Sin aspavientos, diciendo verdades, pegada a la gente y a la tierra, desde su ser de mujer y madre; con humildad y quitando importancia a la tarea de ser poeta. Como dice en uno de sus poemas: “Mi reino es de este mundo. Mi poesía / toca la tierra y tierra será un día”.
Autor: FIGUERA AYMERICH, ANGELA
La trayectoria vital de Ángela Figuera Aymerich (1902-1984) refleja su compromiso con la historia política de su país y de su tiempo: antifranquista, escritora en un mundo dominado por hombres y defensora del papel social de la mujer. Se rebeló a su manera, cuestionando los modelos que imponía la sociedad en la que vivió. Nunca quiso definir su poesía, aunque se la etiquetó como poeta social; ni listar sus influencias (ella se remontaba al romancero). Afirmaba que en su obra se reflejaban todas sus lecturas, pasadas y presentes. Fue amiga de poetas de su generación, pero no le gustaba que la encasillaran en un grupo poético. Era una mujer comprometida con su tiempo y solidaria con la gente y, según escribió ella misma, con sus poemas pretendía “Crear belleza con la palabra […] Acompañar, consolar, denunciar, protestar, gritar, dar fe de amor a las cosas grandes y pequeñas”. Publicó Mujer de barro (1948), Soria pura (1949), El grito inútil (1952), Los días duros (1953) y Víspera de la vida (1953), Belleza cruel (1958, Premio de Poesía Nueva España) y Toco la tierra (1962). Así como los poemarios dedicados al mundo infantil Cuentos tontos para niños listos (1980) y la póstuma Cancio