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Busqueda avanzada- N° páginas : 264
- Medidas: 140 x 218 mm.
- Peso: 405 gr
- Encuadernación: Rústica
Victoire CONDE, MARYSE
Condé reconstruye la vida de su abuela, una criolla analfabeta (y cocinera excelsa), una mujer modesta que solo podía expresarse a través de su talento en los fogones.
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Sinopsis
Maryse Condé, autora de Corazón que ríe, corazón que llora y Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, regresa a su isla natal de Guadalupe y a sus raíces para narrarnos la fascinante vida de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una «blancura australiana» y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe, un crisol heterogéneo de razas en el que convivía la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla guiándose siempre por una profunda convicción: ninguna labor es humilde si se aspira a la perfección.
Con una delicada fusión de memoria e imaginación, Maryse Condé reconstruye sus orígenes familiares en una obra profundamente emotiva y cautivadora. Un relato desgarrador que retrata la vida en Guadalupe en los últimos años del siglo XIX.
El libro en los medios
«Victoire» en el top de las novelas literarias más anticipadas — El Placer de la Lectura — 24 de enero de 2025
Victoire de CONDÉ, MARYSE La madre de mi madre Maryse Condé reconstruye la vida de su abuela, una criolla analfabeta (y cocinera excelsa), una mujer modesta que solo podía expresarse a través de su talento en los fogones. Maryse Condé, autora de Yo, Tituba, la bruja negra de Salem y de La Deseada, regresa a su isla natal de Guadalupe y a sus raíces en Victoire. La madre de mi madre, para narrarnos la fascinante vida de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una «blancura australiana» y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe: un crisol heterogéneo de razas y culturas en el que convivía la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago antillano. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla guiándose siempre por la profunda convicción que dirigía su existencia: ninguna labor es humilde si se aspira a la perfección. Condé rastrea sus orígenes en una historia que fusiona con una sensibilidad exquisita memoria e imaginación. Tras sumergirse en su árbol genealógico, nos ofrece una de las historias más emotivas y cautivadoras de su trayectoria. Un testamento único y desgarrador de la vida en Guadalupe en el crepúsculo del siglo XIX. —El Placer de la Lectura
«Victoire», de Maryse Condé — Zenda — 24 de enero de 2025
En estas páginas pretendo reivindicar el legado de una mujer que, aparentemente, no dejó ninguno». La frase la escribe Maryse Condé (Guadalupe, 1937 – Gordes, Francia, 2024) poco antes de llegar a la mitad de la obra. Victoire, que es quien da título a la narración fue su abuela o, como se subtitula en esta edición en castellano, la madre de su madre, en un giro que parece innecesario, pero no lo es: el libro busca explicar una parte de lo que ella es a través de una parte de lo que fue su madre, reivindicar, en la medida de lo posible, cómo nos construimos y por qué nos hemos construido así. En el original en francés, el subtítulo es les saveurs et les mots, algo así como sabores y palabras, en clara referencia a lo que llenó la vida de la abuela, la cocina, y la de la autora, la literatura. La investigación a la que se somete Condé para ser tan fiel como pueda a la realidad que vivió su abuela, le da a la obra un tono explicativo, que nos indica que se trata más de un estudio que de una obra de invención. Nos hallamos frente a la voz de alguien tan consciente de su cometido que para ser sincera, para recrear con sinceridad, trata de no permitirse juegos florales. De lo contrario, caería demasiado en una mitificación que dejaría al lector demasiado expuesto emocionalmente. Esta distancia obedece a la intención de mantenerse firme en el impulso que genera el relato, y que no es otro que el de saber quiénes somos a través de conocer de dónde venimos. Para ello no sólo dispone de los actos y las reacciones de Victoire, sino también del conocimiento de cómo se vivía en una época de la que apenas conocimos nada y que, dada la veloz evolución del mundo, se nos antoja ficción. La obra tiene así un cierto ambiente coral, una acción en la que los vínculos son la fuente de las actuaciones de unos personajes que viven como si se estuvieran inventando el mundo. Dentro de ese grupo de gente, Victoire pertenece a quienes habitan dentro de una cadena de calvarios, a los que sufren humillaciones. Las miserias, los marginados y los marginadores, el racismo y el clasismo, todo lo que tenga que ver con expresiones humanas y sociales de amor y odio, son el motor y la gasolina de esta obra. Siendo así, la relación entre Victoire y su hija, la madre de Condé, tendrá que ser incómoda, por momentos incluso ausente, en ocasiones áspera. No se impone la ternura, que no deja de estar ahí, al fondo, casi más como deseo que como realidad. Para Condé este lazo es fundamental, dado que así va conociendo a la madre que la educó a ella, dado que esta cascada de orígenes de tantas cosas, mayormente de afectos, la ayuda a entender a su madre y a conocerse mejor a ella misma. En realidad, este tipo de trabajo deberíamos intentar ponerlo todos en práctica, parece ser una de las principales intenciones de la autora, porque esta suerte de reconciliación es imprescindible a la hora de vivir en calma sobre la superficie del planeta. Hay dos factores especialmente emotivos que quisiéramos destacar: el primero es musical, es la intervención constante del aria de la Habanera de la ópera Carmen, de Bizet —El amor es un pájaro rebelde / que nadie puede dominar—, donde se habla de la dificultad para entablar relaciones de amor compensadas; el otro es ese ambiente en el que parecen convivir, en el que da la impresión de que cada uno habita dentro de su soledad y que sólo en ocasiones se comparte. Sólo por esta inquietud que genera, sobre el amor y la soledad, Victoire ya merece ser leída. Estamos frente a una mediación para reflexionar sobre lo que nos enturbia y lo que nos puede hacer felices. —Ricardo Martínez Llorca
«Victoire», de Maryse Condé, y el sabor de las palabras — Diario de Santiago — 21 de enero de 2025
La editorial “Impedimenta” acaba de publicar Victoire. La madre de mi madre, una lúcida novela de la escritora antillana Maryse Condé (1937-2024) en la que la autora reivindica el legado de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal; una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época (finales del siglo XIX y comienzos del XX) en su Guadalupe natal. En esta obra, su nieta trata de mostrar el legado de aquella mujer que, “aparentemente, no dejó ninguno”, mostrando el nexo existente entre los sabores, colores y olores de las carnes y de las verduras que cocinaba Victoire, con los colores, saberes y olores de las palabras. Y es que, según manifestó en su día la autora, el deseo de creatividad que impulsa al escritor y al cocinero son exactamente los mismos. Uno usa palabras, el otro usa ingredientes, sabores y especias para crear belleza, placer, para agradar a las personas, para darles placer. De manera que hacer un tajín, o un potajé con especias y mezclas inesperadas y escribir un libro con un tema impactante, aderezado con metáforas e imágenes literarias atractivas, vendría a ser lo mismo. —Luis Negro Marco
«Victoire», de Maryse Condé — La voz de Galicia — 19 de enero de 2025
Ganadora del premio Nobel alternativo —aquel que se concedió oficiosamente en el 2018, el año en que la Academia Sueca lo dejó desierto por un escándalo de nepotismo y abusos sexuales en el seno de la venerable institución— y figura mayor de la literatura caribeña, Maryse Condé (Pointeà-Pitre, Guadalupe, 1937) es hoy una voz maravillosamente reconocible para el lector español gracias a la cuidada labor editorial del sello Impedimenta. Fallecida en abril del 2024 en la Provenza francesa —se había establecido en los alrededores de la pintoresca localidad de Gordes con su esposo, y traductor de su obra al inglés, Richard Philcox—, Condé siempre mantuvo firme su compromiso político para con su pueblo: toda su obra alienta una reflexión crítica sobre los estragos del colonialismo y la memoria, no solo de la cuestión antillana, sino también del legado africano (hasta dejó su vida en París para viajar tras las raíces y establecerse como profesora en Guinea, Ghana y Senegal). Presidenta del comité galo por la memoria de la esclavitud, alcanzó un notable prestigio en EE.UU., donde impartió clases en varias universidades, especialmente en Nueva York, donde residió. En sus narraciones ha indagado abundantemente el pasado familiar —caso de Corazón que ríe, corazón que llora (1999) y La vida sin maquillaje (2012)—, un esfuerzo autobiográfico del que es ejemplo principal la novela Victoire. La madre de mi madre, que llega mañana a las librerías y en la que se ocupa de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una mujer que apenas podía nombrar en francés los platos que cocinaba, y que, pese a sus muy humildes orígenes, se convirtió en una celebridad de los fogones en Guadalupe. El relato de Condé vuela ameno y aparentemente ligero, aunque no escatima descripciones de conductas racistas y de abusos, y brillan en su hermosa prosa ciertos dejes periodísticos. Una lectura gozosa. —H. J. P.
DescargarMaryse Condé explora la memòria familiar a «Victoire» — UEP Mallorca — 17 de enero de 2025
L’escriptora guadalupeña Maryse Condé, coneguda per obres com Jo, Tituba, la bruixa negra de Salem, revisita el seu passat familiar a Victoire. La mare de la meva mare. En aquest relat, l’autora reconstrueix la vida de la seva àvia materna, Victoire Élodie Quidal, una cuinera criolla de la colònia francesa de Guadalupe, marcada per la seva habilitat culinària i el seu origen mestís en un entorn dominat per la jerarquia colonial. Condé utilitza elements de la memòria oral i la recerca històrica per donar forma a una narració que, a mig camí entre el testimoni personal i la ficció literària, explora la relació entre identitat, raça i gènere en una societat postcolonial. L’ambient de Guadalupe al segle XIX El context en què es desenvolupa la història de Victoire reflecteix les tensions socials i racials que predominaven a Guadalupe després de l’abolició de l’esclavitud. Victoire, descrita com una dona de pell clara però amb dificultats per expressar-se en francès, ocupa una posició singular dins la societat criolla. La seva destresa com a cuinera li obre les portes de cercles influents, tot i que mai no aconsegueix superar del tot les barreres socials imposades per l’herència colonial. L’obra de Condé retrata aquest entorn com un espai de supervivència i resistència, on la cultura criolla es manifesta en les pràctiques quotidianes, la gastronomia i les relacions familiars. La vida de Victoire es veu condicionada per les estructures de poder de l’època, però també per les dinàmiques internes de la comunitat en què habita. Entre la memòria i la reconstrucció literària En Victoire, Condé combina la memòria familiar amb una exploració literària del passat. L’autora, que reconeix la dificultat de reconstruir fidelment els fets, recorre a la ficció per omplir els buits de la història. Aquesta aproximació li permet no només donar veu a una figura sovint invisibilitzada, sinó també reflexionar sobre la naturalesa de la identitat i la influència del llegat colonial en les experiències personals. L’obra destaca per la seva capacitat de transformar una història íntima en un relat amb implicacions més àmplies, connectant la biografia de Victoire amb les realitats de moltes altres dones criolles de l’època. Així, Condé no només narra la història de la seva àvia, sinó que també ofereix una mirada sobre la societat caribenya i els seus processos de canvi. L’herència literària de Maryse Condé Maryse Condé, nascuda a Guadalupe el 1937, va desenvolupar una trajectòria literària marcada per la seva exploració de les relacions postcolonials, la identitat negra i la posició de les dones en la societat caribenya. La seva obra, que inclou títols com Segu, La migració dels cors i El cor que riu, el cor que plora, ha estat àmpliament reconeguda tant en l’àmbit francòfon com a escala internacional. L’any 2018, Condé va rebre el Premi Nobel Alternatiu de Literatura pel seu treball en la representació del passat colonial i les seves conseqüències en el present. El 2021, se li va concedir el Prix Mondial Cino del Duca per la seva contribució humanística a la cultura. Va morir el 2024 a França, deixant un llegat literari que continua sent objecte d’estudi i admiració. Amb Victoire. La mare de la meva mare, Maryse Condé construeix un homenatge a la seva àvia i, alhora, un relat que ressona amb les experiències de moltes dones caribenyes. La novel·la esdevé una peça essencial dins la seva producció literària, reafirmant el seu compromís amb la memòria, la història i la identitat. —Redacció UEP Mallorca
«Victoire», de Maryse Condé — Marca — 17 de enero de 2025
VICTOIRE, Maryse Condé Con una delicada fusión de memoria e imaginación, la autora reconstruye sus orígenes en una obra emotiva y cautivadora. Un relato desgarrador que retrata la vida en Guadalupe a finales del siglo XIX. —Marca
Descargar«Victoire» entre las biografías y testimonios que protagonizarán 2025 — WMagazín — 16 de enero de 2025
El orgullo de saber de dónde se viene, el dolor abisal al descubrir la verdad de tu padre, la rabia ante la injusticia y el maltrato a tu pueblo, el agradecimiento de los amigos por haber compartido una parte de tu vida o las vivencias de la infancia que luego contribuirán a que te conviertas en Nobel de Literatura. Estas son cinco autobiografías, biografías y testimonios importantes en 2025, libros que llevan dentro una especie de tabla periódica de la condición humana y las emociones. (...) Victoire. La madre de mi madre Maryse Condé. Traducción de Martha Asunción Alonso (Impedimenta) La voz de Maryse Condé (Guadalupe, 1937 – Francia, 2024) es honda y humana, donde cada escena de sus personajes de apariencia intrascendente lleva su carga de pasado y futuro. Si antes habíamos leído de manera magistral su propia vida en Corazón que ríe, corazón que llora y Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, en estas páginas reconstruye sus raíces a través de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, “una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una ‘blancura australiana’ y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe, un crisol heterogéneo de razas en el que convivían la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla. Un relato desgarrador que retrata la vida en Guadalupe en los últimos años del siglo XIX”. Fragmento: “En La Treille —cantón de Marigalante, no lejos de GrandBourg— hay tantos Quidal como granos de arena hay en la playa. Es su feudo. Se dice que descienden directamente del propietario de un ingenio azucarero, el ilustre Antoine de Gehan-Quidal. Este se arruinó con la abolición de la esclavitud y regresó a Francia, abandonando a un centenar de «nuevos ciudadanos» en sus kaz nèg. La rama de la que yo provengo no se distingue en nada de las otras. Igual de negros. Igual de hambrientos. Aunque hay que reconocer que mis bisabuelos resultaban curiosos. Oraison era el tercer hijo de Dominus y, como su padre y su abuelo, se dedicaba a poner y quitar nasas en el gran azul. Se casó —o, mejor dicho, se amancebó— con su prima, Caldonia Jovial. Trajeron diez criaturas a este mundo, de las que solo sobrevivieron cinco. Su cabaña era…”. (...) —Santiago Vargas
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Miércoles en Zenda. Miércoles de narrativa extranjera. Miércoles, en este caso, de Victoire, la que fuese una de las últimas obras de la escritora guadalupeña Maryse Condé (Pointe-à-Pitre, Guadalupe, 1934 – Apt, 2024), originalmente publicada en lengua francesa en el año 2010 y editada ahora, traducida por primera vez al castellano por Martha Asunción Alonso, por el sello editorial Impedimenta, que a lo largo de los últimos años viene haciéndose cargo de recuperar buena parte de la obra de Condé. En Victoire, la autora profundiza en la biografía de una figura en la frontera entre la realidad y el mito: la de su propia abuela materna, inscrita en el contexto de la Guadalupe colonial del siglo XIX. A través de ella, la historia de su propia familia y la de su país aparecen continuamente entrelazadas, incidiendo en la idea de que todo relato íntimo deviene, en última instancia, relato político. La propia editorial apunta, acerca de la obra: «Maryse Condé, autora de Corazón que ríe, corazón que llora y Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, regresa a su isla natal de Guadalupe y a sus raíces para narrarnos la fascinante vida de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una «blancura australiana» y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe, un crisol heterogéneo de razas en el que convivía la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla guiándose siempre por una profunda convicción: ninguna labor es humilde si se aspira a la perfección. Con una delicada fusión de memoria e imaginación, Maryse Condé reconstruye sus orígenes familiares en una obra profundamente emotiva y cautivadora. Un relato desgarrador que retrata la vida en Guadalupe en los últimos años del siglo XIX». —Zenda
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Miércoles en Zenda. Miércoles de narrativa extranjera. Miércoles, en este caso, de Victoire, la que fuese una de las últimas obras de la escritora guadalupeña Maryse Condé (Pointe-à-Pitre, Guadalupe, 1934 – Apt, 2024), originalmente publicada en lengua francesa en el año 2010 y editada ahora, traducida por primera vez al castellano por Martha Asunción Alonso, por el sello editorial Impedimenta, que a lo largo de los últimos años viene haciéndose cargo de recuperar buena parte de la obra de Condé. En Victoire, la autora profundiza en la biografía de una figura en la frontera entre la realidad y el mito: la de su propia abuela materna, inscrita en el contexto de la Guadalupe colonial del siglo XIX. A través de ella, la historia de su propia familia y la de su país aparecen continuamente entrelazadas, incidiendo en la idea de que todo relato íntimo deviene, en última instancia, relato político. La propia editorial apunta, acerca de la obra: «Maryse Condé, autora de Corazón que ríe, corazón que llora y Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, regresa a su isla natal de Guadalupe y a sus raíces para narrarnos la fascinante vida de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una «blancura australiana» y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe, un crisol heterogéneo de razas en el que convivía la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla guiándose siempre por una profunda convicción: ninguna labor es humilde si se aspira a la perfección. Con una delicada fusión de memoria e imaginación, Maryse Condé reconstruye sus orígenes familiares en una obra profundamente emotiva y cautivadora. Un relato desgarrador que retrata la vida en Guadalupe en los últimos años del siglo XIX». —Zenda
«Victoire», de Maryse Condé: piel blanca, aromas mestizos — Diario de Sevilla — 26 de enero de 2025
El fallecimiento de Maryse Condé en abril del año pasado a los 87 años privó a sus lectores de una posibilidad que habría hecho verdadera justicia en el mundo de la literatura contemporánea: la concesión del Premio Nobel. Sí recibió el Nobel Alternativo en 2018, el año en que la Academia Sueca retrasó la concesión al año siguiente; pero tal reconocimiento no dejó de significar una consolación insuficiente para una autora que, por la calidad abrumadora de su escritura, el legado de una obra valiente que ha abierto caminos inesperados a la creación literaria y, si también se trata de eso, todo lo que representa como mujer negra criada en una cultura colonial, merecía mucho más. La verdadera compensación y la mayor reparación tienen que ver, sin embargo, con la posibilidad de seguir leyendo a Condé después de su muerte para comprender cómo esos territorios colonizados han preservado la mejor tradición humanista que Occidente dio por terminada tan alegremente, la que convierte a cada ser humano, como sujeto individual y social, en centro de atención por encima de consignas, convenciones e instituciones. En lengua española, la posibilidad de leer a Condé ha venido dada en los últimos años de la mano de la editorial Impedimenta, que ha publicado ya numerosos títulos de la autora y que acaba de incorporar a su catálogo su novela Victoire. La madre de mi madre, de nuevo con la traducción esmerada y cómplice de Martha Asunción Alonso. Publicada originalmente en 2010, Victoire ha sido relegada a menudo a cierta segunda fila en la consideración de la obra de Maryse Condé, en parte por su naturaleza de relato autobiográfico. Si en otras novelas la autora no renuncia a cierta épica, ni a una determinada injerencia de los contextos históricos, la narrativa aquí se hace más íntima, más hacia adentro, y demasiado a menudo tales signos se corresponden a nivel crítico con una ambición menor. Lo cierto es que, sin embargo, Victoire funciona, por una parte, como una pieza de orfebrería en la que los elementos esenciales de la literatura de Maryse Condé (entre ellos, precisamente, el modo en que tiende a revertir la épica en tonalidades líricas llenas de verdad y belleza, con un lenguaje directo pero elevado y poético en la misma proporción) se dan en una distancia más corta, más cálida, en la que se invita al lector a mirar más de cerca, a prestar atención más que nunca a los detalles; y, por otra, como una síntesis perfecta de su mirada al mundo, de su forma de comprender la Historia y su coraje al situar a la periferia en las coordenadas centrales del mapa: Maryse Condé fue mujer, negra, colonizada y escritora, y desde esa perspectiva crea, comprende y se atreve. Pocas voces han sido tan precisas a la hora de aclarar en qué se traduce vivir en un mundo como el nuestro bajo la doble condición de ser mujer y ser negra, tanto en siglos pasados como en el presente. Y en Victoire toda esta ilustración se da, si se quiere, de manera más clara, seguramente porque también lo hace de manera más natural. Victoire hará las delicias de los lectores experimentados de Condé, aunque de una manera distinta a como lo hacen La deseada o Corazón que ríe, corazón que llora; y, al mismo tiempo, constituye una puerta de entrada harto recomendable a su obra para quien no haya tenido el placer hasta el momento. (...) —Pablo Bujalance
«Victoire», de Maryse Condé: piel blanca, aromas mestizos — Diario de Sevilla — 26 de enero de 2025
El fallecimiento de Maryse Condé en abril del año pasado a los 87 años privó a sus lectores de una posibilidad que habría hecho verdadera justicia en el mundo de la literatura contemporánea: la concesión del Premio Nobel. Sí recibió el Nobel Alternativo en 2018, el año en que la Academia Sueca retrasó la concesión al año siguiente; pero tal reconocimiento no dejó de significar una consolación insuficiente para una autora que, por la calidad abrumadora de su escritura, el legado de una obra valiente que ha abierto caminos inesperados a la creación literaria y, si también se trata de eso, todo lo que representa como mujer negra criada en una cultura colonial, merecía mucho más. La verdadera compensación y la mayor reparación tienen que ver, sin embargo, con la posibilidad de seguir leyendo a Condé después de su muerte para comprender cómo esos territorios colonizados han preservado la mejor tradición humanista que Occidente dio por terminada tan alegremente, la que convierte a cada ser humano, como sujeto individual y social, en centro de atención por encima de consignas, convenciones e instituciones. En lengua española, la posibilidad de leer a Condé ha venido dada en los últimos años de la mano de la editorial Impedimenta, que ha publicado ya numerosos títulos de la autora y que acaba de incorporar a su catálogo su novela Victoire. La madre de mi madre, de nuevo con la traducción esmerada y cómplice de Martha Asunción Alonso. Publicada originalmente en 2010, Victoire ha sido relegada a menudo a cierta segunda fila en la consideración de la obra de Maryse Condé, en parte por su naturaleza de relato autobiográfico. Si en otras novelas la autora no renuncia a cierta épica, ni a una determinada injerencia de los contextos históricos, la narrativa aquí se hace más íntima, más hacia adentro, y demasiado a menudo tales signos se corresponden a nivel crítico con una ambición menor. Lo cierto es que, sin embargo, Victoire funciona, por una parte, como una pieza de orfebrería en la que los elementos esenciales de la literatura de Maryse Condé (entre ellos, precisamente, el modo en que tiende a revertir la épica en tonalidades líricas llenas de verdad y belleza, con un lenguaje directo pero elevado y poético en la misma proporción) se dan en una distancia más corta, más cálida, en la que se invita al lector a mirar más de cerca, a prestar atención más que nunca a los detalles; y, por otra, como una síntesis perfecta de su mirada al mundo, de su forma de comprender la Historia y su coraje al situar a la periferia en las coordenadas centrales del mapa: Maryse Condé fue mujer, negra, colonizada y escritora, y desde esa perspectiva crea, comprende y se atreve. Pocas voces han sido tan precisas a la hora de aclarar en qué se traduce vivir en un mundo como el nuestro bajo la doble condición de ser mujer y ser negra, tanto en siglos pasados como en el presente. Y en Victoire toda esta ilustración se da, si se quiere, de manera más clara, seguramente porque también lo hace de manera más natural. Victoire hará las delicias de los lectores experimentados de Condé, aunque de una manera distinta a como lo hacen La deseada o Corazón que ríe, corazón que llora; y, al mismo tiempo, constituye una puerta de entrada harto recomendable a su obra para quien no haya tenido el placer hasta el momento. (...) —Pablo Bujalance
«Victoire» entre las novedades más anticipadas — La Vanguardia — 5 de enero de 2025
Historias íntimas y también universales. Con una mirada feminista y que rescatan a personajes icónicos de la historia, como las célebres Uta de Naumburgo o Marilyn Monroe. Este 2025 viene cargado de narraciones y ensayos que miran al pasado, para aprender de él, y al futuro, para poder interpretar mejor qué es lo que nos espera como sociedad si no tomamos conciencia de determinados temas, como la inteligencia artificial o la crisis ambiental. Pero, sobre todo, si algo busca esta rentrée, más allá de la reflexión global, es que el lector pueda pasar horas de desconexión y entretenimiento gracias a tramas originales y a personajes tan singulares como una macabra institutriz o un joven tuberculoso al que le apetece conversar sobre lo divino y lo humano. Las aventuras están garantizadas. «Victoire, la madre de mi madre», Maryse Condé, Impedimenta. La autora viaja al pasado para reconstruir la legendaria cocina criolla de su abuela, una mujer que no sabía leer pero cuya habilidad a los fogones era envidiada en toda la isla de Guadalupe. (...) —Lara Gómez Ruiz
Descargar«Victoire» entre las novedades más anticipadas — La Vanguardia — 5 de enero de 2025
Historias íntimas y también universales. Con una mirada feminista y que rescatan a personajes icónicos de la historia, como las célebres Uta de Naumburgo o Marilyn Monroe. Este 2025 viene cargado de narraciones y ensayos que miran al pasado, para aprender de él, y al futuro, para poder interpretar mejor qué es lo que nos espera como sociedad si no tomamos conciencia de determinados temas, como la inteligencia artificial o la crisis ambiental. Pero, sobre todo, si algo busca esta rentrée, más allá de la reflexión global, es que el lector pueda pasar horas de desconexión y entretenimiento gracias a tramas originales y a personajes tan singulares como una macabra institutriz o un joven tuberculoso al que le apetece conversar sobre lo divino y lo humano. Las aventuras están garantizadas. «Victoire, la madre de mi madre», Maryse Condé, Impedimenta. La autora viaja al pasado para reconstruir la legendaria cocina criolla de su abuela, una mujer que no sabía leer pero cuya habilidad a los fogones era envidiada en toda la isla de Guadalupe. (...) —Lara Gómez Ruiz
DescargarAutor: Condé, Maryse
Maryse Condé nació en 1937 en la isla de Guadalupe. Estudió en París y, tras una larga estancia en África, comenzó su carrera literaria en Francia. En 1985 se mudó a Estados Unidos y en 1987 recibió el Grand Prix Littéraire de la Femme por «Yo, Tituba, la bruja negra de Salem» (1986). Entre sus otras obras destacan sus memorias «Corazón que ríe, corazón que llora» (1999) y «La vida sin maquillaje» (2012), así como las novelas «La Deseada» (1997), «Historia de la mujer caníbal» (2003), «Victoire. La madre de mi madre» (2010) y «El Evangelio del Nuevo Mundo» (2022). En 2018 fue galardonada con el Premio Nobel Alternativo de Literatura, y en 2021 recibió el Prix Mondial Cino del Duca por su labor humanista en la cultura. Falleció en abril 2024 en la pequeña ciudad de Gordes, al sur de Francia.