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Busqueda avanzada- N° páginas : 664
- Medidas: 165 x 240 mm.
- Peso: 1098 gr
- Encuadernación: Rústica
Un hombre que se va ZAMACOIS,EDUARDO
«Me han gustado las mujeres, los viajes y los libros; los tres grandes recursos de que el hombre dispone para evadirse, incluso de sí mismo» (Eduardo Zamacois)
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Sinopsis
Nadie mejor situado que Zamacois para darnos una crónica histórica, sociológica y literaria del siglo que le tocó vivir porque estuvo en el centro, como testigo y como protagonista, de muchos de los acontecimientos más significativos de su tiempo. Regeneracionismo, modernismo, periodismo combativo de entresiglos, II República y Guerra Civil son teselas con las que Zamacois tejió su rica vida. Protagonista y testigo del problema cubano y los pujos regeneracionistas de toda una época, coetáneo del modernismo, que si estéticamente no le tentó, hubo de vivir con intensidad en sus años de redacciones y bohemias. Zamacois fue, junto a Felipe Trigo, el más influyente de los novelistas eróticos de su tiempo; conoció y visitó América, al fin su continente natal, tanto y tan bien, que muy pocos escritores españoles pueden igualarlo. Sus 98 años de peripecia le permitieron también asistir a la guerra y dejarnos una novela, El asedio de Madrid.
Estas Memorias, a pesar de su extensión, nos dejan, a menudo, con la ansiedad de saber más sobre muchas de las circunstancias, personajes e historias que en ellos tienen cabida. El censo onomástico es impresionante y, entre el centón de personajes, hay muchos de quienes apenas poseemos información hoy día. Ojalá la recuperación de estas Memorias sirva para abolir el silencio de la crítica acerca de una figura tan activa e influyente en la literatura española del siglo XX.
Autor: ZAMACOIS, EDUARDO
Pinar del Río, Cuba, 1876 -Buenos Aires, 1971) Novelista español. A los cuatro años se trasladó con su familia a Bruselas y luego a París. Adolescente aún, pasó a Sevilla y más tarde a Madrid, donde frecuentó la Universidad. Abandonados los estudios, se dedicó al periodismo y la literatura. A los diez y ocho años publicó su primera novela, La enferma, y a continuación Punto negro. Volvió a Paris donde trabajó en las editoriales de Garnier y de Bouret. Establecido en Barcelona, dirigió la revista Vida Galante; pasó a Madrid y allí fundó El Cuento Semanal y Los Contemporáneos, publicaciones que alcanzaron gran difusión. En 1910 marchó a América, donde recorrió diversas repúblicas. Volvió a España en 1912 y al estallar la Guerra Europea marchó a París como corresponsal de La Tribuna. En 1917 volvió a Hispanoamérica donde dio una serie de conferencias, que luego continuó en el norte de África y Europa. De nuevo en España permaneció en Madrid hasta el final de la guerra civil; en 1939 se trasladó a París y de allí a México y después a los Estados Unidos y Argentina.